Muy cierto, por eso hay que desconfiar de los ojos; en la noche, el caminante mejor orientado ha de palpar, reconocer con sus manos el camino. Ahora mismo, mientras respondía la carta de un amigo, se me ocurría que a veces desenfocamos algo en nuestra vocación innata de caminantes: creemos que la piedra de toque de nuestro viaje, el sentido de los pasos, está en el sendero, sin pensar que puede suceder lo contrario, como a cierta criatura de la cubana Dulce María Loynaz (1902-1997); ella escribía, en su descripción de especies, bajo el subtítulo de "Scolopendra Morsitans": ¿Qué hará el Ciempiés con tantos pies y tan poco camino?
3 comentarios:
Pero también la mejor manera de no desviarse en el camino
Saludos amigos !!
Muy cierto, por eso hay que desconfiar de los ojos; en la noche, el caminante mejor orientado ha de palpar, reconocer con sus manos el camino.
Ahora mismo, mientras respondía la carta de un amigo, se me ocurría que a veces desenfocamos algo en nuestra vocación innata de caminantes: creemos que la piedra de toque de nuestro viaje, el sentido de los pasos, está en el sendero, sin pensar que puede suceder lo contrario, como a cierta criatura de la cubana Dulce María Loynaz (1902-1997); ella escribía, en su descripción de especies, bajo el subtítulo de "Scolopendra Morsitans":
¿Qué hará el Ciempiés con tantos pies y tan poco camino?
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